lunes, 6 de diciembre de 2010

Sonrisa

Disclaimer: Bueno esta vez puedo decir que todo lo que van a leer me pertenece. Para estas palabras no utilicé ni me inspiré en personajes de nadie. =) Se siente bien.

No es mucho, solo algunas palabras, sentimientos plasmados en un escrito.

Espero que les guste.

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Sonrisa
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Se levanta a la mañana y fuerza su mejor sonrisa, finge hasta que ella misma se lo cree. Se ve mal, ella lo sabe, pero mientras sea solo ella la dueña de ese secreto todo estará bien. Se empolva para ocultar, aquellas penas que tanto le duelen, sufre, llora por dentro, pero el cascarón debe seguir perfecto. Le cuesta, cada día es más difícil de soportar, pero no se detiene, no ahora, no después de tanto tiempo.


Y con su sonrisa fingida, llena de hilos mágicos que la ayudan a sostenerse, sale de su casa. Se enfrenta a un nuevo día, un nuevo amanecer la espera, dispuesto a destrozarla una vez más. Porque la historia parece nunca acabar y ya las mentiras no alcanzan. Le duele, porque lo siente muy dentro suyo, eso que tanto teme y tanto la lástima. Cierra sus ojos, los apreta con fuerza, no puede ver, no quiere ver.

Necesita hablar, su corazón se lo pide. Le implora que libere un poco de esa angustia, mas ella no puede. Se le seca la boca y sus cuerdas se aflojan, ninguna palabra se escapa de sus labios. No puede, tiene miedo, no quiere pronunciar aquello que tanto la aterra. Teme, le preocupa que si habla sus problemas se conviertan en realidad. Porque todo es perfecto, así como lo parece, y el fino cristal de esa esfera donde vive, tiembla cada vez que ella llora de tristeza.

Y todo se sacude y una vez más termina de rodillas, lastimada, dolida y nuevamente no tiene a nadie. No porque no lo haya, miles de manos la sujetarían con alegría, pero no puede, se ha encerrado sola en ese pozo. Perdió la confianza, perdió la fuerza. Ya no confía ni en ella misma, dónde quedó ese buen juicio. No sabe, no comprende, ya no entiende. Y cuanto más duele más hermosa es su sonrisa, cuanto más sufre más alegre se muestra al resto, porque así es mejor, porque si continua de ese modo, quizá, tal vez, algún día esa sea la realidad.

Se siente como un remolino en su interior, un huracán de tormentos y lamentos. No encuentra el camino, y las ráfagas de viento la siguen azotando, la siguen golpeando. Destruyen todo lo que creyó seguro, la desorientan, la marean. Y la sensación sigue creciendo, como una densa manta de oscuridad que va cubriendo todo a su paso, que va absorbiendo poco a poco su luz.

Y ya no queda nada, se siente vacía, desquebrajada. Como un simple cascarón vacío y se cae, una vez más sus rodillas tocan el suelo, aquel que últimamente ha sido su lecho. Ya no puede más, le duele el corazón, está segura que ha dejado de latir, y no sabe con quien hablar.

Corre desesperada a aquello que tanto la lástima, no quiere alejarse, quiere que ya no duela, quiere que se detenga. No más lágrimas, no más vacíos, quiere sonreír, volver a reír. Porque ella sabe, y también eso duele, que no quiere otro consuelo que no sea el de él. Porque si él pronuncia las palabras justas, si él le da esas razones que ella tanto busca, su sonrisa se vuelve genuina y su alma se ilumina.

No necesita mucho, solo una mirada, un fuerte abrazo, un beso quizás. No lo sabe con certeza, pero puede asegurar que su pena se termina en su mirada. Allí, junto a él, las cosas ya no duelen, no al menos si él así lo quiere. Porque miles pueden consolarla pero solo uno puede arreglarla. Solo él puede juntar los pedazos en los que se ha convertido, solo él puede quitar esa pena.

Pero él no quiere, no demuestra esa intención, solo la lástima, aún cuando dice que no lo hará más, ella vuelve a caer al piso. La tierra se moja con sus lágrimas, lágrimas rojas de sangre, es demasiado, ella lo sabe, debería ser más fuerte, debería resistir más, pero no puede.

Recostada contra aquel que ha sido su sustento, allí en el medio de la nada donde todo duele y nada alegra, ella llora un vez más. Sus ojos se secan y su pecho se contrae, es demasiado, más no puede detenerse. Sigue sufriendo y la noche cae sobre ella.

Se levanta a la mañana y fuerza su mejor sonrisa, finge hasta que ella misma se lo cree. Se ve mal, ella lo sabe, pero mientras sea solo ella la dueña de ese secreto todo estará bien. Se empolva para ocultar, aquellas penas que tanto le duelen, sufre, llora por dentro, pero el cascarón debe seguir perfecto. Le cuesta, cada día es más difícil de soportar, pero no se detiene, no ahora, no después de tanto tiempo.

Y todo vuelve a comenzar, una vez más finge felicidad, más tarde habrá tiempo para llorar.