Disclaimer. Los personajes no me pertenecen.
Anime: Naruto - Personajes: Kiba y Hinata.
Sumary: Tal vez no hubiesen hablado del tema, quizás no se hubiesen declaro con palabras, pero ellos lo sabían. No hacían falta títulos, ni grandes declaraciones… No en su mundo al menos.
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No hacían falta títulos
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Capitulo 8: 25 de Septiembre
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–Todo despejado –Anunció Ko una vez que desactivó su Byakugan.
–Entonces descansaremos aquí… –Dijo Kiba mientras se quitaba la mochila del hombro y se dejaba caer al piso.
–¿¡Aquí! –Casi gritó Ino –¿Estamos a tan solo media hora de una aldea y tenemos que descansar aquí? –Preguntó indignada, hacía una semana que no descansaban en otro lugar que no fuese el bosque y ya comenzaba a extrañar las comodidades de una cama.
–Sí, aquí… –El tono que implementó Kiba le dio a entender a Ino, y a todo aquel que pensase igual que ella, que no había reproche que valiera –Somos un grupo muy numeroso de shinobi como para alojarnos en una aldea sin llamar la atención.
Enfurecida, Ino se recostó contra un árbol, y comenzó a bufar. Odiaba que Kiba fuese el líder, odiaba tener que seguir sus estúpidas reglas… ¡Quería dormir sobre un colchón! Pero lo que más le molestaba de todo era que Kiba no fuese Shikamaru, era ahí donde realmente radicaba el problema. El estúpido chico-perro, como ella le decía, parecía haber adoptado el mismo comportamiento que su novio, tomaba las misma precauciones y en ocasiones hasta había expresado alguna idea con palabras que normalmente utilizaba Shikamaru. Y el problema de que Kiba le recordase tanto a Shika era que la hacía sentirse aún más sola, le hacía extrañarlo aún más de lo que ella hubiese creído posible. Y por más egoísta que sonase… Deseaba que Kiba no fuese el líder y que su lugar lo ocupase el Nara.
Entre bufido y bufido, Ino recordó lo que tenía pensado hacer cuando se detuviesen a descansar. Abrió así su mochila y sacó el cuadernillo que había empacado con la idea de escribirle una carta a Shikamaru. Kiba miraba desde lejos a la rubia, a él también le hubiese gustado descansar en una cama, pero no podían. Si bien aún no corrían ningún riesgo, inclusive ni siquiera se habían acercado al lugar donde se suponía estaba su objetivo, debían viajar con precaución. Después de todo Kabuto había sido la mano derecha de Orochimaru y sabría igual o inclusive más cantidad de técnicas que éste. Sin contar los contactos que debía tener regados a lo largo del mundo ninja, por eso no podían arriesgarse.
Recorrió el lugar con la vista, observando detenidamente a cada miembro de su equipo. Ko estaba leyendo un libro que, a juzgar por la tapa azul con el emblema de los Hyuuga, era del Clan. Genma había dibujado un blanco en un árbol y lanzaba con su boca un senbon tras otro, la mayoría acababa exactamente en el centro. Yugao tenía los ojos cerrados y parecía completamente dormida, aunque Kiba dudaba que realmente lo estuviese e Ino… Ino estaba escribiendo en aquel cuadernillo purpura. Su mano se deslizaba velozmente y cada pocos minutos la rubia giraba la página.
Tenía que admitirlo, de entre todo el equipo con los que mejores se llevaba era con Genma y con Ino. Sí, ella solía ser bastante molesta, insoportable, caprichosa, quejosa, y muchas cosas más, pero después de todo ella era una de los nueve novatos, y habían compartido tantas misiones y momentos juntos que ya había aprendido a soportar sus tonterías e incluso le había tomado cierto cariño. Por eso, más que por otra cosa, se animó a preguntar.
–¿Qué haces? –Dijo rompiendo el silencio.
–¿Me hablas a mí? –Kiba rodó lo ojos, era obvio que era a ella a la que le hablaba.
–Sí, Ino, te preguntó a ti –Dijo cansado, no quería entrar en uno de los juegos de ella.
–Escribo… ya sabes, uso un lápiz, una hoja y anoto algunas palabras… –Comentó con sorna.
–No es necesaria la explicación, sé lo que es escribir… ¿Se puede saber qué escribes? –Preguntó enfatizando el QUÉ.
–¡Hubieses preguntado eso, en vez de "¿qué haces?"! –Contestó con esa estúpida sonrisa en sus labios.
–Sigues sin responderme… –Era una tontería querer saber, pero si al principio había estado intrigado, ahora, con todos sus jueguitos de manipulación, el nivel de curiosidad había aumentado al doble.
–Sí… –Kiba la miró sin comprender, por lo que ella agregó –Sí, se puede saber qué es lo que escribo –Sonrió una vez más pero no dio ninguna otra respuesta.
–Ino… –Él no era Shikamaru, él no era una persona calma y su paciencia se estaba agotando.
–¡De acuerdo, de acuerdo! –Dijo Ino exagerando sus gestos –Ya que te mueres por saber… –Kiba estaba a punto de contradecirla, pero ella lo silenció en el preciso momento –Escribo una carta para Shikamaru, cuando pasemos por la Aldea, cosa que haremos sí o sí, –Aclaró –se la enviaré…
Kiba asintió y dio por finalizada la conversación. No sabía qué había esperado recibir como respuesta, pero la mención de la carta lo hizo sentir incómodo. ¿Esperaría Hinata que él le mandara una carta? Suponía que sí, después de todo Hinata era una chica, y a las chicas le gustaban ese tipo de cosas. Pero por otro lado ella lo conocía bien, lo conocía incluso más que su propia madre, y por eso debería saber que él no hacía ese tipo de cosas. Ella sabía que para él, hablar de sentimientos era lo peor, y si hablar le resultaba tan desastroso ni él mismo se quería imaginar cómo le saldría escribir una carta.
La idea de escribir no le gustaba. No se sentía cómodo haciendo semejante cosa, pero el hecho de poder comunicarse con ella, aún cuando Hinata no pudiese responderle, lo incitaba a reconsiderarlo. Cierto era que, con tan solo imaginarse esa carta le daban escalofríos, no sabría ni cómo empezar, pero la imagen de la muchacha con algo suyo, aunque fuese un simple papel, le hacía sonreír. Le ayudaba a pensar que ella se acordaría, que cumpliría su promesa, que lo esperaría.
Cerró los ojos por un minuto, y como siempre, Hinata apareció en sus recuerdos. Estaba seguro de poder oler su aroma a vainilla, de poder contemplar a la perfección sus perlados ojos y de sentir bajo su tacto su delicada piel. Pero eso era simplemente un recuerdo, pues en cuanto extendía su mano la imagen se distorsionaba y caía en la realidad de que simplemente estaba soñando despierto, de que simplemente estaba dándole plena libertad a su corazón para que dibujase aquello que él más anhelaba… A Hinata.
–Si quieres puedo prestarte mi cuaderno para que le escribas, Hinata se pondrá muy contenta –Le ofreció Ino. Kiba inmediatamente miró a Genma, él no quería que siquiera supieran que lo había considerado, esas cosas eran de mujeres y él era un hombre hecho y derecho –No seas tonto, seguro alguna vez estos dos –Dijo señalando a Ko y a Genma –han escrito una carta de amor, ¿verdad?
Ko -como habitualmente hacía- permaneció en silencio. Genma, por su parte, hizo un extraño gesto que Kiba interpretó como un sí. Sin embargo, él seguía considerando que las que escribían eran las chicas y que él no tenía nada que hacer con un cuaderno y una lapicera. Pero también suponía que como todo hombre tenía una debilidad, y él tenía claro que lo único que lo hacía vulnerable era ella. Hinata lo hacía débil, su sonrisa lo desarmaba… Su fragancia. Recordó la última noche que pasaron juntos. Nunca antes la había visto tan hermosa, tan delicada.
La amarga sensación que sintió desde ese día, resurgió con más fuerza. La pregunta había quedado solo en su mente y ahora no podía decir que extrañaba a su novia. Lo había pensado y se había armado de valor inútilmente, después de todo nunca pudo pronunciar aquellas palabras, solo tuvo que despedirse, solo pudo aferrarse a la promesa de ella. ¿Lo extrañaría ella como él lo hacía? Estaba seguro que sí, la conocía lo suficiente como para incluso imaginarla sentada en el campo de entrenamiento, sola…
Y esa simple imagen le bastó para decidirse. No lo pidió, no dijo por favor. Solo se levantó, caminó hacia donde Ino estaba sentada y, extendiendo su mano, le pidió silenciosamente el cuadernillo a la rubia. La sonrisa de ella no tardó en aparecer. Quería burlarse de él, quería hacerlo sentir incómodo, pero sabía que si hacía eso probablemente Kiba desistiese de escribirle a Hinata, e Ino suponía que eso sería egoísta. No quería ser ella la que privase a la Hyuuga de recibir una carta… algo de Kiba.
–¿Gracias, no? –Preguntó un tanto molesta.
–De nada… –Dijo Kiba divertido.
Tomó el cuadernillo de Ino y se alejó del grupo lo más que pudo. Se sentó apoyando su espalda contra un árbol y mordiendo la lapicera comenzó a pensar. No sabía ni cómo comenzar. ¿Tenía que poder adjetivo, o simplemente el nombre de ella? Trató de recordar las clases de la academia, pero no podía. La asignatura "letras" siempre le había resultado inútil, en realidad en todas las asignaturas en las que no le enseñaban alguna técnica el simplemente se dormía junto a Shikamaru o se escapaba del salón con Naruto. Ahora se maldecía internamente. De pronto recordó que lo primero que había que escribir era la fecha. Rápidamente dibujó las palabras y los números.
Jueves 25 de septiembre.
Hinata:
Realmente no sirvo para esto, ni siquiera sé por qué lo hago(Inmediatamente tachó eso, después de todo sí lo sabía) sé que ésta carta va a ser un desastre, o algo parecido, pero es la única forma que tengo de comunicarme.
Por ahora todo esta tranquilo, no tenemos mucho de qué preocuparnos. Ni siquiera estamos muy cerca de nuestro objetivo. Ahora mismo estamos descansando a las afueras de una aldea, te enviaré la carta retomemos nuestro camino y pasemos por la aldea.
Leyó en silencio lo que había escrito hasta el momento. No era mucho, apenas unas cuantas palabras, pero creía que no lo estaba haciendo tan mal. Recordó entonces que cada vez que tenía que escribir un informe, antes de entrégaselo a la Hokage, se lo mostraba a Hinata para que ella lo revisara y lo corrigiese. Ella era la única que no se burlaba de sus errores y que inclusive le explicaba las cosas para que no cometiese una vez más la misma falta. Diferente había sido Hana, la única vez que le pidió ayuda, se burló de su caligrafía y de su ortografía por al menos tres semanas, y ni si quiera fue capaz de indicarle dónde estaban los errores.
Espero que por allá este todo bien, procura cuidarte y no arriesgar mucho tu vida. Sabes que cualquier cosa puedes acudir a Kurenai-sensei… Sé que probablemente te molestará pero le pedí que te cuidase y prácticamente le conté lo nuestro… No es porque no confié en tus habilidades es que… No podía irme de la Aldea sin tener alguna clase de certeza de que estarías bien… y me quedo mucho más tranquilo sabiendo que si lo deseas puedes hablar con alguien de lo que quieras.
Esa parte había aumentado un poco el nivel de cursilería, o al menos eso creía Kiba, sin embargo -pese a aborrecer ese tipo de cosas- tenía que decirlo, tenía que escribirlo. No había que conocer mucho a Hinata para saber que era extremadamente tímida, pero sí había que conocerla en detalle para saber que con muy pocas personas se abría, y que ni siquiera con sus más allegados era capaz de hablar sobre todos los temas. Kiba sabía, y no estaba muy seguro de cómo sentirse con respecto a eso, que él único que la conocía a la perfección era él.
Por un lado le encantaba poder ser el único. Tener el privilegio de conocer a Hinata enteramente, de saberla tan suya… De tener una relación tan íntima y especial. Le encantaba ser el único hombre en su vida, bueno tal vez aún estaba el tema de Naruto, pero la relación de ella con el rubio había sido exclusivamente de amistad, aún cuando ella había estado enamorada de él, su relación se había movido únicamente por lazos de amistad.
En fin, Kiba sabía que solo con él Hinata se había abierto completamente, y eso era fantástico…. Mientras Kiba estuviese a su lado. No que él pensara alguna vez terminar su relación con ella -aun cuando ni siquiera fuese formal, nunca se le había cruzado por la cabeza terminarla- pero era consciente, más aún estando en una misión tan peligrosa, que de un segundo al otro podía ya no estar… Y se le contraía el pecho de solo imaginarse a Hinata sola. No que con esto la menospreciara, Kiba sabía muy bien que ella podía valerse por sí misma en todos los aspectos, pero siempre era mejor tener a alguien que te ayudase en los momentos difíciles. Él tenía esas personas, tenía a su familia y a sus amigos, por más fuerte que se quisiera hacer, siempre había contado con alguien que le echase una mano cuando más la necesitaba. Por el momento la persona más importante para Kiba era Hinata, pero en otros tiempos -cuando sufría por verla desmayarse por Naruto- era Shino el que, silenciosamente, le había dado "palabras" de ánimos. Obviamente esto Kiba nunca lo admitiría en voz alta…
–¿Te falta mucho? –Preguntó Ino. Kiba alzó la vista solo para encontrarse a la rubia intentando leer lo que había escrito por sobre su hombro –¿Quieres que te ayude? Puedo darte consejos, sé qué cosas les gustan a las mujeres…
–No molestes… –Dijo, y le dedicó una sonrisa burlona a Ino. Le encantaba molestarla.
–¡No me hables así, chucho! –Dijo con malicia, pero Kiba ni se inmutó, por el contario ladró, dándole a entender que poco le molestaba su comentario –¡Eres un salvaje! ¡No entiendo cómo Hinata puede estar contigo!
–Siempre tuvo debilidad por los bichos, de niña siempre recogía todos los animalitos heridos y los llevaba a su casa para cuidarlos… Tal vez es así como te ve –Dijo Ko, y no se escuchó ni el silbido del viento. Todos los presentes se quedaron en absoluto silencio –Y si quieres un consejo… a Hinata le encantan las cartas perfumadas con aromas naturales, o al menos me dijo que le había encantado ese detalle en mí carta.
Y ese fue el detonante. En menos de un segundo, y con toda la habilidad de un shinobi, se abalanzó contra el miembro del clan Hyuuga. Iba a matarlo, después de todo no era tan necesario para la misión, podía prescindir de él y eso pensaba hacer. Tomándolo por el cuello lo obligó a ponerse de pie y lo acorraló contra un árbol. Su mano, fuertemente enroscada en su cuello, le pedía permiso a su consciencia para terminar el trabajo… Y se lo iba a dar, porque Kiba no era el ser más racional y porque poco le importaba el estirado de Ko. Ya después le inventaría una excusa a Hinata de cómo había muerto.
Comenzó a ejercer más y más fuerza sobre el cuello del Hyuuga. Éste intentaba por todos los medios liberarse del agarra del Inuzuka pero Akamaru se encargaba de morder los brazos y las piernas de Ko cada vez que intentaba atacar a su dueño. Pronto, demasiado pronto para que Kiba pudiese terminar su trabajo, dos pares de brazos lo sujetaron y lo apartaron del portador de Byakugan. Kiba, totalmente fuera de sí, se volteó para ver quién había interrumpido su ataque.
–Kiba, debes tranquilizarte –Dijo Yugao.
–¿Y a ti que demonios te sucede? –Le preguntó Genma a Ko –¿Qué quieres lograr diciendo esas tonterías? –De verdad que no comprendía, que él supiera Kiba no le había hecho nada a Ko, ni tampoco antes habían tenido algún tipo de discusión. Y en el peor de los casos, si realmente habían peleado, no era un comentario para hacerle a Kiba, muchos menos durante una misión tan complicada y extensa como la que estaban llevando a cabo.
–Suéltenme, los dos –Le ordenó a Genma y a Yugao –¡Ahora mismo! –Gritó e instantáneamente recuperó la movilidad –Vuelves a hacer un comentario de ese tipo y te juro que no dejaré que nadie me detenga –La amenaza fue muy directa y muy seria, colmillos expuestos y músculos tensados.
–Tú no le faltas el respeto a Hinata-sama y yo no diré nada –Respondió Ko en voz baja, pero sin perder valor, solo para Kiba.
–¿¡Y cuándo se supone que le falté el respeto! –El Inuzuka no podía actuar tan calmo como su interlocutor, más bien su comportamiento era todo lo opuesto –¡Dime cuándo demonios le falté el respeto y con qué permiso le mandas tú una carta a mi novia!
Los demás miembros del equipo escuchaban atentos cada cosa que decían, los tres -ahora también Ino- estaban listos para saltar a detenerlos si nuevamente recurrían a la violencia física. Ino, totalmente sorprendida por los recientes acontecimientos, se preguntaba si era por eso por lo que Kiba y Hinata habían mantenido su relación en secreto. ¿Sería por la reacción del Clan de ella? Si todos reaccionaban con Ko, suponía que sí, después de todo si a ella -que era una persona muy segura de sí misma, incluso a veces lo era excesivamente- le había molestado e intimidado el comportamiento de Ko, no quería ni imaginarse cómo se podría llegar a sentir la Hyuuga.
Unos nuevos insultos por parte de Kiba alertaron a Ino y la hicieron volver a la realidad, poco importaba ahora por qué habían mantenido su relación en secreto. Por el bien de la misión, y inclusive para preservar sus vidas, debían hacer que esos dos se tolerasen mutuamente o todo acabaría mal.
–Muchachos… ¿Podemos intentar resolver las cosas de manera civilizadas? –Preguntó Yugao –Kiba como líder es tu deber mantener el orden, si sigues comportándote así será mi responsabilidad reportarlo en el informe cuando volvamos –Kiba cerró los ojos y contó hasta diez mentalmente, sabía que Yugao tenía razón.
–No quiero que digas ni una solo palabra más sobre Hinata o sobre mí, ¿me escuchaste? –Le preguntó a Ko –No quiero más problemas como estos…
–Hinata-sama es una importante persona para mí, no puedo simplemente dejar de hablar de ella y escuchar las ridiculeces que dices –¿Es que nunca dejará el tema? Se preguntó Genma.
–Me tienes cansado con tus comentarios, con tus miradas y tus reproches –Le advirtió Kiba apretando los dientes –Ésta es tu oportunidad, di todo lo que pienses y luego cierra tu estúpida boca por lo que queda de la misión…
Genma no quería ser parcial, pero a su criterio Kiba tenía razón. No sabía si el Inuzuka le había o no faltado el respeto a Hinata -sinceramente no lo creía posible- pero de todas maneras no creía que fuese sensato traer temas de polleras a una misión. Era por eso que detestaba los equipos tan numerosos. Por su parte Yugao intercambiaba la mirada entre Ko y Kiba, para ella ambos se estaban comportando como unos niños. Algo entendible en el Inuzuka -que apenas tenía dieciocho años- e inaceptable en el Hyuuga.
–No es correcto que tengan una relación clandestina, Hinata-sama no se merece eso… Da la impresión que la quieres ocultar, que te avergüenzas de ella. –Comenzó Ko, mucho más tranquilo que antes –Lo que hacen cuando están solos es una falta de respeto para ella, no es correcto, no al menos para ella que es la heredera del Clan, definitivamente eres una mala influencia para Hinata-sama… No le he contado nada a su padre porque la aprecio mucho pero… Contigo no tengo el mismo trato y tranquilamente podría hablar, me encantaría ver cómo te las apañas con Hiashi-san.
–Por qué no dejas de hablar y piensas un poco las cosas, ¿O es que ya ni eso puedes hacer por ti solo? Eres igual de estirado que los demás… –Se estaba enojando, más de lo recomendable –Y si Hinata te pidió que dejases de escoltarla, deberías haberlo hecho… Te queda muy mal espiarla y creo que no tengo que recordarte que ella ya es una adulta y que puede discernir con toda la facilidad del mundo lo que le conviene y lo que no –Ko lo fulminó con la mirada, no se dejaría amedrentar frente a ese mocoso –No entiendo tu fascinación con Hinata, pero yo que tú la dejaría de lado… No más cartas para ella y nada de espiarnos…
–No espero que lo entiendas, realmente no lo hago… –¿No se callaría más? Pensó Kiba.
–Deslúmbrame… ¿Cuáles son tus motivos? Porque yo solo veo un títere de su padre… –Estaba diciendo cosas de las que quizás luego se arrepentiría, después de todo él sabía que Hinata le tenía mucha estima a Ko y que, dentro de todo, fue éste el que más ayudó a Hinata de niña.
–La quiero como a una hermana, la respeto como a mi líder… Ella es mucho más de lo que todos ven y no me avergüenza, a diferencia de a ti, decir que muchas veces le escribí cartas –La mandíbula de Kiba se descolocó –Cuando Hinata volvía llorando de la academia o cuando su padre la dejaba de lado no podía hacer mucho más que llevarla al bosque a pasear y escribirle algunas palabras llenas de cariño y de ánimo…
Kiba se quedó en silencio. No sabía muy bien qué decir. Seguía pensando que Ko era un idiota y un estirado al igual que Neji y el padre de Hinata, pero al menos se preocupaba por ella. Al menos Hinata no había sido para él solo una misión más sino que se había encariñado con ella y eso, pese a los instintos de asesinato que sentía en esos momentos, lo dejaba un poco más tranquilo. Pues, ahora sabía que dentro de los terrenos del Clan Hinata contaba con alguien más… Porque para Kiba, Neji seguía siendo un estirado, el mismo que había intentado matarla en los exámenes chunin.
Se alejó de todos, llevándose consigo el cuadernillo purpura y la lapicera. Tendría que dejar vivo a Ko, era importante por Hinata y al parecer ella lo era para él por lo que si Kiba moría, él podría cuidarla, podría ayudarla. Después de todo él había estado para ella desde siempre, había vigilado su espalda desde que ingresó a la academia y hasta el día que Kiba y Hinata habían comenzado su relación, momento en que la joven consideró oportuno prescindir de su guarda espalda.
–No se tocará más el tema, esto pone en riesgo el éxito de la misión… Pero me gustaría que pensaras mi situación antes de juzgarla –Era algo bastante hipócrita de su parte pedir eso, después de todo él no había cambiado su opinión del Hyuuga, pero se suponía que eso haría un buen líder, intentar conciliar las cosas y eso era exactamente lo que quería ser él: Un buen líder, quería volver a su casa y dependía de él mismo y de sus órdenes para lograrlo.
No le dio tiempo a responder, simplemente volvió a alejarse y -poniendo su atención una vez más en el cuadernillo- se dedicó a terminarlo que había comenzado más temprano. Escribió, tachó y volvió a escribir varias palabras hasta que finalmente terminó.
Jueves 25 de septiembre.
Hinata:
Realmente no sirvo para esto, sé que ésta carta va a ser un desastre, o algo parecido, pero es la única forma que tengo de comunicarme.
Por ahora todo está tranquilo, no tenemos mucho de qué preocuparnos. Ni siquiera estamos muy cerca de nuestro objetivo. Ahora mismo estamos descansando a las afueras de una aldea, te enviaré la carta retomemos nuestro camino y pasemos por la aldea.
Espero que por allá este todo bien, procura cuidarte y no arriesgar mucho tu vida. Sabes que cualquier cosa puedes acudir a Kurenai-sensei… Sé que probablemente te molestará pero le pedí que te cuidase y prácticamente le conté lo nuestro… No es porque no confié en tus habilidades es que… No podía irme de la Aldea sin tener alguna clase de certeza de que estarías bien… y me quedo mucho más tranquilo sabiendo que si lo deseas puedes hablar con alguien de lo que quieras.
La verdad no tengo mucho que contarte, el viaje resulta bastante aburrido, falta acción, espero que nos encontremos al menos con algún grupo de shinobi que busque un poco de pelea. No nos vendría mal practicar nuestros ataques combinados. No quiero que te preocupes, realmente aún no corremos ningún tipo de peligro, y por si hubiese la mínima posibilidad de que eso sucediese, estamos avanzando muy sigilosamente.
Bueno… Lamento si resultó tan mal como lo predije, pero no pude evitarlo. Cuídate, por favor… Creo que no es necesario decirlo pero te quiero… No quiero sonar pesado, ni molesto pero sabes que te amo mucho así que por favor espérame… Sé que te había dicho que no, y que fuiste tú la que lo quisiste hacer de todos modos pero… Ahora lo re-afirmo… Y te prometo que me esforzare por volver, ¿si? Tú solo cuídate.
Te escribiré en cuanto pueda…
Kiba